“Por cuanto habéis dicho: Pacto tenemos hecho con la muerte, e hicimos convenio con el Sepulcro; cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros, porque hemos puesto nuestro refugio en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos; por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure. Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo. Y será anulado vuestro pacto con la muerte, y vuestro convenio con el Sepulcro no será firme; cuando pase el turbión del azote, seréis de él pisoteados.” Isaías 28:15-18
Los comentaristas bíblicos afirman que cuando Judá (el reino israelita al sur del territorio) observó la destrucción del reino del norte llamado Israel a manos de los asirios, en lugar de buscar la protección de Dios y volverse a escuchar el llamado al arrepentimiento del profeta Isaías, ellos prefirieron establecer una alianza con la gran nación de Egipto. En lugar de confiar en Dios ellos prefirieron confiar en los poderosos ejércitos egipcios estableciendo un pacto con ellos.
El profeta Isaías iguala esta alianza a tener pacto con la muerte, a buscar refugio y esperanza dónde no existe: en la mentira y la falsedad. La advertencia del profeta es que esto significa amar su propia destrucción, el refugio de la mentira será destruido y la fantasía de un pacto con la muerte será anulada.
Al viajar a la ciudad de México y tener la oportunidad de visitar algunos de sus mercados tradicionales como la Lagunilla o el mercado de Sonora, he quedado sorprendido ante el creciente fenómeno en México de la adoración a la muerte. Uno puede caminar libremente por los pasillos de tales mercados y fácilmente contemplar estatuillas con efigies de la muerte en los mismos lugares donde las personas suelen comprar estatuillas de los tradicionales ídolos de la religión católica. El culto a la muerte no es un culto que se disimula o que se esconde en las penumbras. Es divulgado a plena luz del día y se promueve a toda persona, hombres, mujeres, jóvenes e incluso a los niños. El culto está extendido por toda la república mexicana y aún más allá de sus fronteras. Aún aquí en Fort Worth, en el centro comercial la gran plaza, puede usted encontrar locales que venden tales efigies.
Según me cuentan, tal culto está relacionado al fenómeno de la violencia, el robo y el narcotráfico que enfrenta nuestro país. La triste realidad es que no es solamente la pobreza marginal y la falta de oportunidades lo que han motivado a muchos a lanzarse a un mundo de violencia y destrucción. También es el hecho de que se ha promovido la fantasía de que es posible tener poder, dinero, mujeres y placer por medio de los negocios prohibidos como el robo, el fraude, la violencia o el narcotráfico.
Imágenes de “narcos exitosos,” bien vestidos, respetados, en control de sus vidas y decidiendo las de otros son constantemente transmitidas a jovencitos de secundaria y primaria por medio de corridos mexicanos y videos musicales. La fantasía generada es que el éxito se encuentra en la supuesta valentía de arriesgar la vida por fama y fortuna en los negocios ilícitos. Es prácticamente un pacto con la muerte. Es una búsqueda de esperanza en un lugar dónde no es posible encontrarla.
Pero tales imágenes son solo una fantasía. Esto lo confirman los miles y miles de cadáveres que desde años atrás aparecen en comunidades y pueblos antes conocidos por la apacibilidad y tranquilidad con la que se solía vivir ahí. Hoy ciudades del interior del país son aterrorizadas por una imparable ola de violencia que deja marcas indelebles aún en la población que se mantiene ajena a estos negocios.
El escritor mexicano Octavio Paz describe la actitud del mexicano hacia la muerte con estas palabras, “La indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida. . . nuestras canciones, refranes, fiestas y reflexiones populares manifiestan de una manera inequívoca que la muerte no nos asusta porque “la vida nos ha curado de espantos” . . . morir es natural y hasta deseable; cuanto más pronto, mejor. Nuestra indiferencia ante la muerte es la otra cara de nuestra indiferencia ante la vida. Matamos porque la vida, la nuestra y la ajena, carece de valor.” Así, esta fantasía de fama y fortuna en negocios prohibidos transmitida por la cultura popular no encubre su menosprecio por la vida y su falta de esperanza. La vida no vale nada. Un corrido reciente y muy popular, el cual describe las últimas reflexiones de un narcotraficante al morir a mano de sus enemigos, cierra con un lamento terrible de dolor y desesperanza, “quisiera escapar de mi cuerpo, renacer, tener vida de nuevo. Con dolor no descansa mi alma. Solo queda perder la esperanza dentro de mi caja.”
Ante el error de buscar la esperanza en dónde no existe, Dios hace un llamado por medio del profeta Isaías, “He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure.” Esta piedra preciosa es el Señor Jesucristo. La imagen de la “piedra o roca” representa fortaleza, fundamento firme, estabilidad y firmeza ante las tormentas y tempestades de la vida. Él es el verdadero refugio, la única fuente genuina de poder y victoria porque todo aquel que cree en Él no puede ser derrotado por la adversidad. Para los que ponen su esperanza en Cristo, ni la pobreza, ni las angustias, ni el temor de la violencia, ni siquiera el poder de la muerte les puede destruir porque Él Señor dijo en Juan 11, “El que cree en mí, aunque esté muerto vivirá.”
Tal vez usted esté pensando, “este es un buen mensaje para los que hacen negocios prohibidos, no para mí que soy una persona honesta y trabajadora.” Pero hoy le digo que, si usted no está buscando su esperanza en la roca que Dios ha puesto como fundamento, es decir en el Señor Jesucristo, si usted tiene su esperanza en sus negocios honestos, en su dinero, en su propia capacidad, en su inteligencia, fuerza o sabiduría, entonces usted también ha hecho un pacto con la muerte porque no ha puesto su confianza en Dios. Tristemente, así, usted perecerá de la misma manera que el narcotraficante y el tramposo. Su experiencia será una lamentable muerte dolorosa para la cual, como dice la canción, “solo queda perder la esperanza dentro de la caja.” Y después enfrentar el terrible juicio de Dios.
Le invito hoy, con todo mi corazón a reflexionar seriamente en estas palabras y a volverse sinceramente al Señor Jesucristo en arrepentimiento y fe por que Él es la única fuente de verdadera esperanza.
Que el Señor le bendiga,
Pastor Guillermo Márquez