¡Cristo ha resucitado! En la gloriosa verdad de la resurrección encontramos la única esperanza real contra el desconsuelo y el dolor de la muerte. Al ofrecer un sacrificio perfecto, el Señor satisfizo la justicia divina y abrió camino de salvación para los pecadores. Con la confianza puesta únicamente en Él, somos salvos por gracia y esperamos la resurrección en Él. Porque Él vive, nosotros viviremos también. ¡Que gloria!